“Dios tiene y ha tenido muchos de estos predicadores devotos, hombres en cuya vida la oración ha sido una fuerza poderosa, controladora y conspicua. El mundo ha sentido su poder, Dios los ha honrado y su causa ha progresado rápidamente por medio de las oraciones de sus siervos cuya santidad ha brillado en sus caracteres con divina refulgencia.
Dios encontró uno de los hombres que buscaban en David Brainerd, cuya obra y nombre han pasado a la historia. No era un hombre mediocre, sino capaz de brillar en cualquier grupo de personas así fueran sabias y distinguidas, eminentemente capacitado para ocupar los púlpitos más atrayentes y para trabajar entre la sociedad culta y refinada que ansiaba tenerlo como pastor. El presidente Edwards da testimonio de que era “un joven de talento sobresaliente, con un conocimiento extraordinario de los hombres y de las cosas, profundamente versado en teología para su edad, especialmente en todos los asuntos relacionados con la religión experimental. Ninguno de su edad le igualó en las nociones claras y precisas de la naturaleza y esencia de la verdadera religión. Su actitud en la oración era inimitable, de tal manera que rara vez he conocido algo semejante. Su ilustración era considerable y tenía dotes extraordinarias para el púlpito”.
Ninguna historia más sublime se ha registrado en los anales del mundo que la de David Brainerd; ningún milagro confirmó con una fuerza más divina la verdad del cristianismo que la vida y obra de ese hombre. Solo en las selvas feraces de América, luchó día y noche con una enfermedad mortal, se privó de la cultura intelectual ocupado en el cuidado de almas; su acceso a los indios durante gran parte del tiempo se realizaba únicamente por el tosco medio de un intérprete pagano, pero con la Palabra de Dios en el corazón y en la mano, el alma encendida con la llama divina y un sitio y un tiempo apartados para derramar su alma a Dios en oración, estableció ampliamente el culto de Dios y logró todos sus buenos resultados. Los indios sufrieron un gran cambio, desde el más bajo embrutecimiento de un paganismo ignorante y degenerado hasta un cristianismo puro, devoto e inteligente; todos los vicios corregidos, los deberes cristianos externos aceptados y practicados; el establecimiento de la oración familiar; el día de descanso instituido y religiosamente observado; las gracias internas de la religión manifestada en toda su fuerza y dulzura. El secreto de estos resultados se encuentra en el propio David Brainerd, no en las condiciones o accidentes sino en el hombre mismo Fue un hombre de Dios y consagró a él todo su tiempo Dios se mostró en su vida sin estorbo alguno. La omnipotencia de gracia nunca fue detenida o dificultada por las condiciones de su corazón; el paso estaba allanado para que Dios con sus fuerzas poderosas bajara al desierto inculto y sin esperanza para transformarlo en jardín floreciente y fructífero; nada es demasiado difícil para Dios si encuentra al hombre a propósito para colaborar con él.”
Extracto del libro: EL PODER DE LA ORACION de E. M. Bounds