Mateo 13:31-32 “Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.”
Cuando miramos a nosotros mismos, podemos ver que tenemos una imagen así, pequeña, despreciable e inadecuada. Pero hay un mensaje profundo que el Señor nos está dando. Él nos está diciendo: “No tengas miedo. No desesperes. Serás sembrado y te convertirás en un gran árbol donde muchos pájaros vivirán.”
También fue así durante la época de Jesús. De entre aquellos que seguían a Jesús no había muchos seguidores que vinieran de grandes familias con un gran linaje y riqueza. Ellos eran pescadores y cobradores de impuestos. Sin embargo, Jesús les está diciendo que no desesperen. Necesitamos comprender el significado más profundo que está dentro de esta parábola y aferrarse firmemente a ella. A pesar de que nuestra imagen es como una semilla de mostaza, a pesar de que nuestra imagen y nuestra fe somos débiles y pequeños como una semilla de mostaza, no nos desanimemos ni caigamos en desesperación. A pesar de ser más pequeños que una semilla de mostaza, hay medida que la historia de Dios que se establece a través de nosotros crece, la historia de ese milagro se expandirá de forma aún más hermosa y esplendorosa.
Por eso, sirvamos a Dios con gran esperanza en las tareas y ministerios que nos ha dado. Que Dios sin falta, nos dará el crecimiento, y cumplirá su promesa.